Lunes 26 de mayo

De la espada mortal

Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo… (v. 9).


La escritura de hoy: Salmo 144:1-2, 9-15

La sobresaliente escultura de Sabin Howard, El viaje de un soldado, respira vitalidad y angustia: 38 imágenes de bronce se inclinan hacia adelante en un bajorrelieve que describe la vida de un soldado de la Primera Guerra Mundial. Comienza con una conmovedora despedida de la familia y pasa a los horrores de la batalla. Al final, la escultura vuelve a casa, donde la hija del veterano mira dentro de su casco dado vuelta… solo para prever la Segunda Guerra Mundial.

Howard buscó «encontrar el hilo que atraviesa a la humanidad: los seres humanos pueden alcanzar grandes alturas, y luego se hunden al nivel del animal». La guerra revela esta realidad.

David conocía bien las consecuencias de la guerra. Consciente de su necesidad de confrontar el mal, alaba a Dios, quien «adiestra [sus] manos para la batalla» ( Salmo 144:1). Pero también muestra rechazo al combate, orando: «rescata de maligna espada a [tu] siervo» (vv. 10-11). David miraba al futuro, cuando los jóvenes no morirán en guerras, sino que los hijos serán «como plantas crecidas» y las hijas «como esquinas labradas […] de un palacio» (v. 12). En aquel día, «no [habrá] gritos de angustia en nuestras calles» (v. 14).

Mirando atrás, recordamos a los caídos en batalla. Mirando adelante, cantamos con David: «Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo» (v. 9).

De: Tim Gustafson

Reflexiona y ora

¿Cómo te ha afectado la guerra? ¿Qué puedes hacer para trabajar por la paz?

Padre, anhelamos tu paz eterna.

Martes 27 de mayo

¡Guau!

… aquí hay alguien que es más grande que Salomón (v. 31).


La escritura de hoy: Lucas 11:27-32

«¡Guau!» fue la reacción de los miembros de nuestro equipo que recorrían un centro de retiro comprado a gran costo por una persona con visión para la renovación y aliento de personas que sirven a Dios. Nos asombraron las literas dobles y las suites con camas grandes. La cocina exquisitamente equipada y el comedor también deleitaban la vista. Y justo cuando uno pensaba que ya había visto todo, hubo más sorpresas; incluía una cancha interior de baloncesto. Cada «guau» era justificado.

La reina de Sabá también tuvo una reacción similar cuando visitó al rey Salomón en la antigua Jerusalén. Cuando «vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, […] se quedó asombrada» ( 1 Reyes 10:4-5). Siglos después, otro hijo real de David —Jesús— apareció, y asombró a la gente de otras formas. Donde quiera que iba, reconocían la maravilla de su sabiduría y obras ( Lucas 4:36), y Él los instaba a ver que había aparecido en escena «alguien que es más grande que Salomón» (11:31 rvc). El asombroso ministerio de Jesús concede perdón de pecado… comprado a gran costo: su muerte. Jesús recibe a todos los que acuden a Él; aquellos que experimentarán su belleza y gracia, y lo alabarán ahora y por la eternidad. ¡Guau!

De: Arthur Jackson

Reflexiona y ora

¿Qué tiene Jesús que te impulsa a decir: «¡Guau!»? Si todavía no has experimentado la bondad de Dios en Jesús, ¿qué te impide conocerlo ahora?

Jesús, sigue abriendo mis ojos para ver lo maravilloso que eres.

Miércoles 28 de mayo

Ve y cuenta

… no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, […] sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios (v. 8).


La escritura de hoy: 2 Timoteo 1:6-14

A Elliot le apasiona contarles a otros de Jesús. Durante una semana que pasó enseñando de 2 Timoteo a líderes de iglesia en un país asiático, les recordó la despedida de Pablo a Timoteo. Los instó a no avergonzarse de la buena noticia, sino abrazar el sufrimiento y la persecución por causa del evangelio, como hizo Pablo (1:8-9). Poco después, Elliot se enteró de que la evangelización y la conversión al cristianismo se habían prohibido en ese país. Preocupado por el bienestar de esos líderes, oró para que perseveraran y siguieran proclamando el evangelio con valentía y urgencia.

Pablo entendía el peligro de proclamar la buena noticia. Pasó tiempo preso (vv. 8, 16) y sufrió de muchas otras maneras por causa de su enseñanza (vv. 11-12), incluidos azotes y pedradas (ver 2 Corintios 11:23-29). Pero nada lo detuvo de contarles a otros de Jesús. ¿Su filosofía? «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» ( Filipenses 1:21). Pablo vivía para hablarles a otros de Cristo, pero sabía que si moría, estaría con Él. Le recordó a Timoteo que el Espíritu Santo le daría poder ( 2 Timoteo 1:7).

Dios nos llama a todos los creyentes, dondequiera que estemos —en casa o en el extranjero— a contarles a otros de Jesús. Tal vez suframos, pero Él está ahí con nosotros.

De: Alyson Kieda

Reflexiona y ora

¿Qué te ayuda a contarles a otros sobre Jesús? ¿Qué has sufrido por contarle a alguien la buena noticia?

Dios, dame poder para contar la gran noticia de Jesús.

Jueves 29 de mayo

El gran poder de Dios

Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos […] hasta lo último de la tierra (v. 8).


La escritura de hoy: Hechos 1:1-9

Nuestra ciudad quedó casi a oscuras tras una gran tormenta de hielo que derribó kilómetros de cables de electricidad. Muchos quedaron sin calefacción en sus casas en medio de un invierno helado. Las familias anhelaban ver camiones de reparación que devolvieran la electricidad. Luego, me enteré de que el estacionamiento de una iglesia sirvió como centro de comando temporario para los vehículos enviados a asistir a los necesitados.

Oír sobre esos camiones me trajo a la mente el mandato de Jesús a sus discípulos en Hechos. Durante 40 días, después de su resurrección, los animó y les enseñó sobre el reino de Dios ( Hechos 1:3). Antes de regresar al cielo, hizo una última promesa: «recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo» (v. 8).

Cristo les prometió que el poder incomparablemente grandioso de Dios estaría disponible a través del Espíritu Santo. Pero el propósito de ese poder no era para quedárselo ellos, sino para la misión de contarles a otros cómo experimentar una vez más la conexión al poder y el amor de Dios que el pecado había cortado.

Mientras alcanzamos a nuestras comunidades, tenemos el mismo llamamiento y poder. Potenciados por el Espíritu de Dios, podemos ayudar a los que sufren y contarles cómo pueden ellos también tener acceso al poder de Dios.

De: Lisa M. Samra

Reflexiona y ora

¿Cómo te ha ayudado el poder del Espíritu de Dios? ¿Cómo podrías compartir ese mensaje con otras personas?

Dios, gracias por darnos tu poder.

Viernes 30 de mayo

Hacer lo que sea

Pues, ¿quién comerá y se regocijará separado de él? (v. 25 rvc-2015).


La escritura de hoy: Eclesiastés 2:17-25

En una película, un autoproclamado «genio» vocifera sobre «el horror, la corrupción, la ignorancia y la pobreza» del mundo, declarando que la vida es despiadada y absurda. Si bien no es un concepto inusual en el cine, lo interesante es adónde lleva. Al final, el personaje se dirige a la audiencia y le implora que haga lo que sea para encontrar felicidad. Para él, esto incluye dejar de lado la moralidad tradicional.

Pero ¿funciona «hacer lo que sea»? Frente a los horrores de la vida, el desesperanzado escritor de Eclesiastés intentó buscar felicidad en placeres (2:1, 10), grandes proyectos (vv. 4-6), riquezas (vv. 7-9) y filosofías (vv. 12-16). ¿Que descubrió? Que «todo es vanidad y aflicción de espíritu» (v. 17). Nada es inmune a la muerte, las fatalidades o la injusticia (5:13-17).

Solamente una cosa le devuelve la esperanza. A pesar de las pruebas de la vida, solo es posible encontrar satisfacción cuando Dios es parte de nuestra vida y trabajo: «Pues, ¿quién comerá y se regocijará separado de él?» (2:25 rvc-2015). A veces, la vida parece no tener sentido, pero «acuérdate de tu Creador» (12:1). No te agotes intentando comprenderla, sino «teme a Dios, y guarda sus mandamientos» (v. 13).

Si no tenemos a Dios en el centro, los placeres y las tristezas de la vida solo decepcionan.

De: Sheridan Voysey

Reflexiona y ora

Dios, solo tú satisfaces.

¿Buscas mucho la felicidad en cosas que no durarán? ¿Cómo considerarías la búsqueda del escritor de Eclesiastés a la luz de Romanos 8:11, 18-25?

Sábado 31 de mayo

Dios sabe qué es mejor

… así son mis caminos más altos que vuestros caminos… (v. 9).


La escritura de hoy: Isaías 55:6-11

Ansiosa por un problema de salud de mi sobrina adolescente, me alivió oír sobre un remedio natural prometedor. Pero mi hermana temía que tuviera efectos secundarios. Quise discutir, pero me contuve. Por más preocupada que estuviera por mi sobrina, tenía que respetar la autoridad de su mamá.

Luego, un médico nos dijo: «Ese remedio natural habría causado una fuerte reacción alérgica». Cuando se trata del bienestar de mi sobrina, su mamá sabe qué es lo mejor para ella… yo no.

Recuerdo este incidente cuando estoy ansiosa por otros seres queridos y le pido a Dios que los ayude como yo creo que es mejor. Entonces, recuerdo que Él los ama y los conoce mejor que yo, y sabe qué hacer.

En Isaías 55:9, Dios dice: «Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos». La palabra hebrea traducida aquí «caminos» se refiere a los actos morales y el comportamiento de Dios en contraste con los impíos. Sus caminos sabios y rectos están muy por encima de los nuestros. Lo que sucede en la vida de un ser querido tal vez no sea lo que queremos, pero podemos confiar en que Él hace lo que considera mejor.

Sigamos encomendando nuestros seres queridos a Dios en oración ( Filipenses 4:6). Solo Él es perfecto en amor, misericordia y sabiduría (Isaías 55:3, 7-11).

De: Karen Huang

Reflexiona y ora

¿Qué te preocupa de un ser querido? ¿Cómo puedes someter tu perspectiva de la situación a la sabiduría de Dios?

Dios, te encomiendo mis seres queridos.

Domingo 1 de junio

Nuestro considerado Dios

… Habrá al menos paz y seguridad en mis días (v. 19).


La escritura de hoy: 2 Reyes 20:12-19

«¿Quieres ver mi cicatriz?». Mi amigo Bill había estado cuadripléjico después de caer de una escalera hacía años, y ahora estaba hospitalizado por una infección grave de una cirugía. Mientras hablábamos del nuevo desafío, levantó la manta y me mostró la larga incisión para tratar su infección. «¿Te duele?», pregunté. «No siento nada», dijo.

No bien lo dijo, me sentí mal. Durante todos los años que habíamos sido amigos, nunca me había dado cuenta de que su lesión le impedía moverse y también sentir. Me avergoncé de no haber sido más considerado con él para entender mejor lo que enfrentaba diariamente.

Mi falta de consideración me recuerda algo que hizo el rey Ezequías de Judá. Cuando el profeta Isaías le dijo que todo en su palacio sería un día «llevado a Babilonia», y que sus descendientes serían tomados ( 2 Reyes 20:17-18), le pareció bien, porque pensó: «Habrá al menos paz y seguridad en mis días» (v. 19). Aunque era un buen rey, se centraba más en sí mismo que en lo que otros enfrentarían.

Qué diferente es Dios. «En esto consiste el amor», escribió Juan, «en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo» para salvarnos ( 1 Juan 4:10). Dios se interesa tanto por nosotros que sufrió para que pudiéramos vivir en su amor para siempre.

De: James Banks

Reflexiona y ora

¿Qué significa para ti la consideración de Dios? ¿Cómo podrías pensar en otros hoy?

Dios, gracias por ser considerado conmigo. Que tu amor fluya a través de mí.